Conducta y TDAH
El trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDAH) se caracteriza por
un patrón persistente de comportamientos problemáticos que reflejan
desatención y desinhibición conductual (impulsividad e hiperactividad) que no
se explica por cualquier otro trastorno del desarrollo, del pensamiento o
afectivo. La sintomatología interfiere con el funcionamiento del niño, por lo menos,
dos ambientes distintos casa, escuela...
Se presentan problemas de comportamiento tanto con sus iguales como
con sus educadores. Estos problemas surgen de la dificultad que tiene el niño
con TDAH en el manejo o control de sus emociones o nivel de actividad. Cuando los
problemas de conducta se agravan, se intensifican y aparecen a diario se
requiere valorar la aparición de otros trastornos asociados.
Esto lo que se explica en todos los manuales, pero lo que a primera
vista ven padres y maestros son niños
que no obedecen, que en algunos casos
pueden ser agresivos y por tanto no se relaciona adecuadamente.
La agresividad no es un síntoma del TDAH pero el niño con este trastorno
debido a la propia impulsividad muestra mayor tendencia a mostrarse intrusivo, su
CONDUCTA presenta enfados frecuentemente, puede contestar de
malas maneras, se resiste a obedecer, y ante un conflicto tiende a culpar a los
demás de lo que ha hecho él, en otras
fases puede mostrarse también rencoroso ante un hecho que el considera injusto
y por tanto su impulsividad le lleve a ser vengativo.
Estos
comportamientos desbordan y genera sentimientos de malestar, de incompetencia,
de pérdida de autoridad en los educadores, si se entra en el espiral de
amenazas, desafío… la situación tiende a irse de las manos ya que en el niño su
impulsividad le impide resolver, bien al
contrario la conducta negativa/agresiva tiende a aumentar.
Las estrategias recomendables
ante esta situación:
Ofrecerle tiempo para que pueda
reflexionar
Ignorar las respuestas verbales de desafío o las
amenazas. Lo importante no es lo que dice el niño o adolescente sino si obedece
o no.
Elogiar reforzar positivamente el acto de obedecer o la aproximación a lo que se le
pide.
Tiempo-Fuera si insulta o la agresividad
incrementa. Pasado el tiempo establecido se podrá incorporar con normalidad a
la actividad sin recriminaciones por parte del adulto.
Otra versión es
el Auto-tiempofuera, muy útil cuando el que desafía es un adolescente.
Para evitar que padres y maestros escuchen insultos o amenazas por parte del
adolescente se le dice: “de esta forma no podemos hablar” (en tono
amable pero asertivo) y se le deja solo en casa o en la habitación.
En el aula el
educador se aparta y dirige la atención hacia otro tema o persona/s.
Además,
Elogiar la conducta inversa, reconocer la conducta
incompatible a la agresiva, recibir por tanto felicitaciones de forma
sistemática cada vez que trate respetuosamente a los demás. La felicitación
será clara y directa sobre el comportamiento.
Un recurso para
obtener conducta deseada para los pequeños es la economía de fichas recibe puntos,
asteriscos, por la conducta esperada y por el contrario aplicamos Coste de
Respuesta (retirando puntos, etc.)
cuando la conducta no es la apropiada.
Ante una agresión es física lo primero es separar y
seguidamente aplicar el Tiempo-fuera.
Para llevar a
cabo estas estrategias es imprescindible
la coherencia ante un mismo hecho la respuesta debe ser la misma.
Para ofrecer oportunidades de éxito es
importante la supervisión con proximidad física. Con ello, podremos
prever posibles conflictos con los compañeros o hermanos.
Establecer señales externas. Apoyar a menudo nuestra mano sobre su espalda o
guiñarle el ojo ante situaciones difíciles para él pueden convertirse en
señales lo suficientemente poderosas como para incrementar la autoconciencia de
“situación riesgo” y fomentar el autocontrol en el niño/chico.
Siempre deberemos felicitarlo si se controla o lleva a cabo cualquier
acción que no implique agresión, como por ejemplo huir
de la situación. En adolescentes, incluso, se puede hablar en privado con él de
posibles situaciones de riesgo y pactar estrategias (códigos) para ayudarlo en
el autocontrol.
Como no puede ser de otra manera, es importante
fomentar la empatía hay que fomentar una buena relación con el niño conectar
con él, mostrar interés por lo que hace, lo que piensa o cómo se siente.
Ayudarlo a
sentirse importante y valioso, ofrecerle pequeñas responsabilidades que pueda
ejecutar con éxito. Al hablar con él/ella es importante no acusarle; en lugar
de preguntar “¿qué has hecho?” preguntar “¿qué ha pasado?”.
Que conectemos
con sus sentimientos no significa que justifiquemos sus actuaciones.
Dificultades para relacionarse
Las dificultades
que pueden presentar los niños con TDAH para relacionarse pueden darse por
muchos motivos, todos ellos directa o indirectamente relacionados con la
sintomatología del TDAH o de los trastornos añadidos.
Mala lectura de las señales o de las situaciones sociales: La precipitación de respuesta que muestran los niños con TDAH impulsivos-hiperactivos
facilita estas acciones. Se añaden además las dificultades para analizar con
detalle lo que les ocurre, debido principalmente a las dificultades atencionales y a la propia
precipitación.
Dificultad para internalizar y generalizar las normas: esta dificultad tanto se
manifiesta en situaciones de juego, como de convivencia. Les cuesta mucho más
interiorizar las normas y necesitan mayor tiempo, entrenamiento y elogio que sus iguales para conseguirlo.
Dificultad en el control de las emociones: reacciones desmesuradas, imprevisibles o explosivas tanto ante sentimientos
negativos como el enfado, la frustración, el sentirse engañado... como ante
sentimientos positivos como excitabilidad, ilusión, diversión... (que suelen
generar las situaciones extraordinarias, como las colonias, el teatro,
participar en una fiesta...).
Para ayudarles hay que recordar que los problemas de
comportamiento aparecen a raíz del TDAH. No son culpa de nadie, pero pueden
empeorar o mejorar en función de las estrategias que utilicemos.
Fomentar el
análisis reflexivo de las situaciones sociales conflictivas, durante o una vez
finalizadas éstas, evitando la atribución de culpas.
Ayudar a la
interiorización de normas, escribiendo las más básicas de forma positiva;
ejemplo “tratar con respeto a los compañeros” (significa no insultar, no
empujar, etc..)
Favorecer el
autocontrol; incentivar el uso de la respiración (relajación), aprender a
parar, estarse quieto antes de actuar o alejarse antes de agredir (auto-tiempo-fuera).
Favorecer la expresión verbal de los sentimientos; es preferible que el niño
pueda decir “estoy muy enfadado pues encuentro muy injusto este castigo” a
que manifieste agresividad física.
Ayudar y animar a
aplazar las gratificaciones practicando ejercicios simples como, por ejemplo, “primero
haces los deberes y después miras la TV” o “sé que tienes muchas ganas de ir al patio, pero vamos a dedicar antes
5 minutos a ordenar el pupitre.
Información extraída de : Fundación Adana ( conducta y Tdah) - Cuaderno Faros San Juan de Dios.
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